sábado, 4 de noviembre de 2017

Doppelganger


-Me mire, la mire pensé que estaba soñando pero al golpear mi brazo me di cuenta que no y no lo niego me dio un miedo no había tenido en toda mi vida. Era igual a mí eso era lo más aterrador, sabía todo de mí, cada recuerdo del que yo mencionaba el comienzo, ella decía “sí, me acuerdo” y relataba todo lo que había pasado en ellos. No sabía qué hacer con ella, si la mato, ¿es suicidio u homicidio? ¿Me van a meter a la cárcel por matarla o me darán por muerta a mí también ?
Y si la uso para mi beneficio y robo todo el dinero/ cosas que quiera y que la atrapen a ella, ¿podría vivir sin preocupaciones para siempre?  ¿y si es ella la que hace eso?
Se tiene que ir ya no aguanto que me persiga por todos lados como si fuera mi sombra, necesito privacidad.
No me creen se lo digo a todos pero dicen que no ven nada que no hay nadie pero cuando intento creerles me doy media vuelta y está ella mirándome con mis ojos, mi mirada. Esa mirada que he llegado a odiar tanto que saqué los espejos de mi casa para no verme, dígame ¿Usted me cree verdad ?
-Sí, por supuesto, señorita, espéreme un segundo vuelvo en seguida. Mantenga los ojos cerrados mientras tanto.
Él se va y cierra la puerta.
De lejos  lo oigo:

-Por favor, llame al Moyano que tiene una nueva paciente.


Camila Acevedo.

Naufragio

No recuerdo cómo llegué acá, lo último que sentí  fue el duro golpe que me di con la baranda del barco y mi cuerpo golpeando con algo duro al caer. Cuando desperté ya era de día, al abrir los ojos el cielo claro con un sol imponente me cegó, al mirarme a mi descubrí que estaba  mojada, con arena y llena de algas. Cerca estaba un bote salvavidas  con el frente roto, busque mi bolso porque sabía que lo tenía puesto  cuando caí quería comunicarme con alguien para poder pedir ayuda pero mi celular estaba arruinado por la maldita agua.  Seguí buscado en mi bolso y encontré mi espejo de mano. Al  verme reflejada me di cuenta que mi cabeza estaba sangrando a montones  entonces rápidamente fui hasta el bote salvavidas para buscar el botiquín de primeros auxilios. Encontré dentro de él unas gasas y cinta que amarré fuerte para que no se salieran.
Empecé a caminar, quería  ver si podía encontrar rastros de civilización pero no había nada más que vegetación. Después de un rato ya estaba muy mareada, con fríoo y mucha hambre así que decidí dormir porque en mi estado no podía hacer mucho. Al día siguiente noté que mi vista empeoraba ya que mi herida estaba  muy cerca de los ojos, necesitaba comer y beber con urgencia. Por suerte al poco tiempo de caminar encontré unos cocos, estaba feliz de haber visto tantas películas donde aprendí  a abrirlos pero sabía que eso no sería suficiente ya que no me durarían mucho tiempo. En mi cuerpo se notaba en el paso del tiempo, uno de mis ojos ya no servía y el otro apenas veía sobras, mis piernas estaban muy débiles y lastimadas como también mis brazos, manos  y torso.
Nadie había pasado y sabía que nadie lo iba a hacer ya que no todo es como en las películas con final feliz. Pero al que encuentre estas notas al lado de mi cuerpo ya muerto le digo que si está en una situación parecida a la mía use el arma de emergencia que hay pegada a ellas ya que es mejor morir de un tiro que pasar meses agonizando de dolor.           


Camila Acevedo