Viaje a los mil y un Belgranos
(es un cuento sobre disparates de un viaje de pura fantasía)
Mientras
caminaba para la casa de mi abuela (que queda en el barrio de Belgrano)
me puse a pensar en el recorrido: Debía tomarme el 80 hasta ---,
seguir derecho mientras cruzo 3 semáforos en rojo con mucho cuidado de
que ninguno de los vecinos psicópatas me pisen. Después debo doblar para
la izquierda y pasarme por el coto, tengo comprar 1 paquete de pan, 2
de galletitas y 5 de licuadoras. También me pidieron retirar las
milanesas con papas fritas del restaurante favorito de portero. Si para
esa etapa esto muy cansada llamo a mi tio para que me preste su tortuga
voladora gigante, que aunque paresca muy disparatado, funciona. Pero
también me combiene el subte, es muy seguro que para esta época del año
(por la bajas temperaturas) no alla muchos de esos apestosos gusanos
que suelen estar a bordo de estos trenes. El único problema es que me
deja a unas 10, 3529 cuadras de distancia en las que me puede comer
algún tigre o águila arpía que este al acecho. Pero devo tener fe en que
las jirafas rojas los pisen antes de llegar a destino. Sin embargo
tengo que cuidarme de los meteoritos que en cualquier momento pueden
darle al Apolo 11 antes de que llegue a la Luna e incineren la batería
de mi celular justo cuando estoy escuchando mi cansion favorita. En ese
momento todo se detendría y no podría llear a la puerta del edificio
para poder discutir con el portero si la plata de la comida me la
devuelve en dólar blue o en yenes
(moneda que se utiliza en
Japon, la Antartida y Pluto) tampoco podría alcanzar la puerta del
departamento e intentar abrirla con algunas de las licuadoras que
compre; ni mucho menos tendría la minima oportunidadde contarle a mi
abuela, que en los 20 minutos de viaje en colectivo (que terminan en la
parda que esta frente a la puerta del edificio) invente un cuento tirado
de los pelos.
Sofi Merani
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