ZOOLOGÍA FANTÁSTICA
El libro de los seres imaginarios
(originalmente publicado como "Manual de zoología fantástica"
en 1957 por el Fondo de Cultura Económica en México), es un libro de Jorge Luis Borges (en colaboración con Margarita Guerrero), que hace una
recopilación de seres extraños que han surgido de la invención humana. Puede
identificarse que, pese al tiempo y espacio, en ocasiones varias culturas u
hombres comparten ideas recurrentes y muy similares sobre determinadas criaturas imaginarias, muy probablemente porque estas
suelen ser producto de sueños, deseos y miedos que hemos compartido desde el
inicio de nuestra existencia. En algunos casos Borges cita algunas situaciones
reales que pudieron dar origen a que se creara la leyenda de determinado ser
imaginario.
ANIMALES DE LOS ESPEJOS
EN ALGÚN tomo de las Cartas edificantes y curio-sai que
aparecieron en París durante la primera mitad del siglo xviii, el P. Zaliinger,
de la Compañía de Jesús, proyectó un examen de las ilusiones y errores del
vulgo de Cantón; en un censo preliminar anotó que el Pez era un ser fugitivo y
resplandeciente que nadie había tocado, pero que muchos pretendían haber visto
en el fondo de los espejos. El P. Zallinger murió en 1736 y el trabajo iniciado
por su pluma quedó inconcluso; ciento cincuenta años después, Herbert Allen
Giles tomó la tarea interrumpida.
Según Giles, la creencia del Pez es parte de un mito más
amplio, que se refiere a la época legendaria del Emperador Amarillo.
El
primero que despertará será el Pez. En el fondo del espejo percibiremos una
línea muy tenue y el color de esa línea será un color no parecido a ningún
otro. Después, irán despertando las otras formas. Gradualmente diferirán de
nosotros, gradualmente no nos imitarán. Romperán las bareras de vidrio o de
metal y esta vez no serán vencidas. Junto a las criaturas de los espejos
combatirán las criaturas del agua.
En el Yunnan no se habla del Pez sino del Tigre del Espejo.
Otros entienden que antes de la invasión oiremos desde el fondo de los espejos
el rumor de las armas.
UN ANIMAL SOÑADO POR C. S. LEWIS
EL CANTO era fuerte ya, y la espesura muy densa,
de manera que no podía ver casi aun metro delante de él, cuando la música cesó súbitamente.
Oyó un ruido de malezaque se rompe. Se dirigió rápidamente en aquella
dirección, pero no vio nada. Había casi decidido abandonar su búsqueda cuando
el canto recomenzó un poco más lejano. Denuevo se dirigió hacia él; de nuevo el
que cantaba guardó silencio y lo evadió. Llevaríamás de una hora jugando a esta
especie d~ escondite cuando su esfuerzo fuerecompensado.
Avanzando cautelosamente en dirección a uno de
estos cantos fuertes, vio finalmente através de las ramas floridas una forma
negra. Deteniéndose cuando dejaba de cantar, yavanzando de nuevo con cautela
cuando reanudaba el canto, la siguió durante diezminutos. Finalmente tuvo al
cantor delante de los ojos, ignorando que era espiado.
Estaba sentado, erecto como un perro, y era
negro, liso y brillante; sus hombrosllegaban a la altura de la cabeza de
Ransom; las patas delanteras sobre las que estabaapoyado eran como árboles
jóvenes, y las pezuñas que descansaban en el suelo erananchas como las de un
camello. El enorme vientre redondo era blanco, y por encima desus hombros se
elevaba, muy alto, un cuello como de caballo. Desde donde estaba,Ransom veía su
cabeza de perfil; la boca abierta lanzaba aquella especie de canto dealegría, y
el canto hacía vibrar casi visiblemente su lustrosa garganta. Miró maravillado
aquellos ojos húmedos, aquellas sensuales ventanas de su nariz. Entonces el
animal sedetuvo, lo vio y se alejó, deteniéndose a los pocos pasos, sobre sus
cuatro patas, no demenor talla que un elefante joven, meneando una larga cola
peluda. Era el primer ser de
Perelandra que parecía mostrar cierto temor al
hombre. Pero no era miedo. Cuando lollamó se acercó a él. Puso su belfo de
terciopelo sobre su mano y soportó su contacto;pero casi inmediatamente volvió
a alejarse. Inclinando el largo cuello, se detuvo yapoyó la cabeza entre las
patas. Ransom vio que no sacaría nada de él, y cuando al fin sealejó,
perdiéndose de vista, no lo siguió. Hacerlo le hubiera parecido una injuria a
sutimidez, a la sumisa suavidad de su expresión, a su evidente deseo de ser
para siempreun sonido y sólo un sonido, en la espesura central de aquellos
bosques inexplorados.
Ransom prosiguió su camino; unos segundos más
tarde, el sonido empezó de nuevodetrás de él, más fuerte y más bello que nunca,
como un canto de alegría por su recobrada libertad...
Las bestias de esta especie no tienen leche, y,
cuando ido paren, sus crías sonamamantadas por una hembra de otra especie. Es
una bestia grande y bella, y muda, yhasta que la bestia que canta es destetada
vive entre sus cachorros y está sujeta a ella.
Pero cuando ha crecido se convierte en el animal
más delicado y glorioso de todos losanimales y se aleja de ella. Y ella se
admira de su canto.
C. S. LEWIS: Perelandra, 1949.
EL ANIMAL SOÑADO POR EDGAR ALLAN POE
EN su Relato de Arthur Gordon Pym, de Nantucket,
publicado en 1838, Edgar AllanPoe atribuyó a las islas antárticas una fauna
asombrosa pero creíble. Así, en el capítuloXVIII se lee:
Recogimos una rama con frutos rojos, como los
del espino, y el cuerpo de un animalterrestre, de conforma-ción singular. Tres
pies de largo y seis pulgadas de alto tendría;las cuatro patas eran cortas y
estaban guarnecidas de agudas garras de color escarlata, deuna materia
seme-jante al coral. El pelo era parejo y sedoso, perfectamente blanco. Lacola
era puntiaguda, como de rata, y tendría un pie y medio de longitud. La
cabezaparecía de gato, con excepción de las orejas, que eran caídas, como las
de un sabueso.
Los dientes eran del mismo escarlata de las
garras.
No menos singular era el agua de esas tierras
australes:
Primero nos negamos a probarla, suponiéndola
corrompida. No sé cómo dar una ideajusta de su naturaleza, y no lo conseguiré
sin muchas palabras. A pesar de correr conrapidez por cualquier desnivel, nunca
parecía límpida, excepto al despeñarse en unsalto. En casos de poco de-clive,
era tan consistente como una infusión espesa de gomaarábiga, hecha en agua
común. Éste, sin embargo, era el menos singular de suscaracteres. No era
incolora ni era de un color invariable, ya que su fluencia -proponía alos ojos
todos los matices del púrpura, como los tonos de una seda tornasolada.
Dejamos que se asentara en una vasija y
comprobamos que la masa del líquido estabaseparada en vetas distintas, cada una
de tono individual, y que esas vetas no semezclaban. Si se pasaba la hoja de un
cuchillo a lo ancho de las vetas, el agua se cerrabainmediatamente, y al
retirar la hoja, desaparecía el rastro. En cambio, cuando la hoja erainsertada
con precisión entre dos de las vetas, ocurría una separación perfecta, que no
serectificaba en seguida.
¡¿?!
Y vos, ¿qué animal
soñás? Contanos qué otro ser debería formar parte de esta zoología fantástica.
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