jueves, 17 de septiembre de 2015

Literatura e hipnotismo.



-Estaba acostado en la camilla del hospital, rodeado de médicos y  parientes, diciéndome que todo iba a estar bien y que me curaría pronto. Tenía mucho frio. Ya no sentía los pies ni las manos. Veo a mi madre que se acerca y pide ayuda a una enfermera para que me suban el respaldo de la camilla así podría sentarme. Luego viene mi padre y los dos se sientan al lado mío.
Estaban a punto de decirme algo, cuando se escucha que alguien golpea la puerta de la habitación. Mi madre se levanta y va a abrirla. Por esta, entra un señor bastante raro, ya que estaba vestido completamente de negro, con un collar blanco con un reloj en la punta. Mi padre se levanta y va  a recibir al extraño recién llegado. Luego de saludarlo, me mira y me señala, mencionando algo. Los tres  se apartan a un rincón para hablar en privado. Luego de unos 15 minutos, en los cuales solamente me concentre a mirar el suelo, ya que el dolor y el frio me impedían hacer otra cosa, mi madre se acerca y me da un abrazo, mirándome con cara de que no me preocupe. Luego se va y se acerca al extraño sujeto. Le asiente con la cabeza y  se acerca a mi padre. Los dos se abrazan y me miran.
Yo no entendía nada. El peculiar señor se acerca y se sienta al lado mío. Se saca su raro collar, le hace unos ajustes y se lo cuelga de la mano, apuntando hacia mí. Lo empieza a agitar suavemente de izquierda a derecha. A medida que lo iba haciendo, en mí, aparecía una extraña sensación. Como si me estuviese elevando, pero aún, seguía en la camilla. De repente,  detiene el reloj, y me mira. Le hace otros ajustes y luego lo empieza a mover en círculos. El frio y el dolor se me van de repente y empiezo a sentir algo agradable y cálido que me rodea. Esa sensación se me va de golpe, cuando para de mover el reloj. No recuerdo muy bien lo que paso, pero de un segundo a otro, estaba a un metro del techo, como si estuviese flotando. Me doy vuelta y veo a un chico con pelo marrón claro, con unos enormes ojos verdes muy abiertos, con un hombre sentado a su lado. Era yo. Flotando, volando, no sé cómo, me acerco al chico. Extiendo un brazo para tocarlo. Inmediatamente, el cuerpo empezó a moverse de una manera muy extraña, como si se estuviese retorciendo para todos lados. Los ojos se abrían y cerraban de par en par rápidamente, y su color pálido, se volvió más claro todavía. De la boca salía un extraño líquido blanco. Ese horrible y espantoso momento, duro unos 10 segundos, cuando el señor que tenía el reloj, lo detuvo de golpe. El chico se quedó quieto y de a poco, se le fue yendo ese pálido tono de piel, de la boca no le salía más esa extraña sustancia, y sus ojos se fueron abriendo de a poco.
De nuevo, de un segundo a otro, estaba en la camilla. Con un hombre vestido de negro, con un extraño reloj al lado mío. Me siento y veo a mis padres sonriéndome. El señor del reloj se acerca a ellos y les dice que todo salió muy bien y que estaría mejor en un par de horas.-
-¿No recuerdas nada más?
-Luego de eso no, nada más, perdóneme señor policía.
-Está todo bien, no pasa nada. Con esta información ya es suficiente para reportar el caso de hipnotismo. 

Martu Bosco.

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